Tengo la manía de hacerlo todo de golpe. De pensar en el momento, de olvidarme de lo que viene después. A mi las consecuencias no me van mucho. Tengo ese vicio de no mirar a los ojos y el de desconfiar a la mínima. El de decir lo que pienso sin reparo alguno. El vicio de no parar hasta caerme, o hasta que consigan pararme. El de cantar en la ducha la canción más penosa del mundo y bailar hasta la madrugada, o el de arriesgar al máximo por personas que luego me apuñalan por detrás. El de querer a alguien al límite. Porque si quiero, quiero de verdad. También tengo el vicio de equivocarme, de cometer errores que son difíciles de reparar, y luego arrepentirme. Pero sobretodo, mi mayor vicio es el de sacar el lado malo de todo.
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